La trampa de Playerme

En teoría, la ruta de hoy debía haber sido tranquila, una de esas rutas, que al ser festivo se hacen rápidas para estar pronto con la famili tomando un vermute. Pero en esto como en casi todo en esta vida..... echas cuentas y te salen rosarios.

Partimos desde Ribafrecha (por aquello de hacerla mas corta y rápida)Fermín vino desde Logroño en bici en 35 minutos ya estaba en el punto de partida, subimos dirección a Zenzano por los almendros. Con buen ritmo y buenas sensaciones por parte de todos nos íbamos acercando a Zenzano.

Llegados a esta localidad bajamos a la plaza y  cogemos agua .

Parece que hace poco han sido fiestas y que dan restos de la batalla. Fermín nos quiere poner unos refrigerios matutinos para no quedarnos fríos. Hasta ahora todo es buen ambiente y risas.

Continuamos ruta . Esta vez hacemos un alto camino en la espectacular hoya de Zenzano donde a su entrada nos encontramos con los componentes del grupo O.R. que venían de visitar la aldea abandonada de Villanueva de San Prudencio.
Nosotros continuamos dirección Santa Marina.

Al llegar al primer cruce a la  derecha y pasando un paso canadiense nos lanzamos hacia los corrales de Zorraquín que se encuentran dentro del termino municipal de Soto. La pista esta un poco rota pero se puede bajar bien....¿Bajar o Subir? ahí no nos quedó claro.

Una vez llegados a los corrales y con buena hora (ya nos veíamos echando una cervecita en Villamediana) comenzamos a bajar por senda barranco abajo hacia los corrales de Playerme.

 Aquí comienza la odisea. La senda empieza a cerrarse y nosotros de corto, las zarzas y las aulagas comienzan a invadirlo todo y nosotros de corto, a duras penas se puede pasar y nosotros de corto.

 Llegamos a la tejera de Soto con algún arañazo que otro. El punto de no retorno lo habíamos dejado nada mas comenzar a bajar.

Las caras comenzaban a tornarse  hacia un gesto duro y abrupto como si el entorno las quisiera incorporar al paisaje.

Continuamos casi sin decir nada, pasando este tramo casi con los ojos cerrados como aquel que no quiere ver ni sentir el flagelo continuo de las espinas en nuestras carnes.

 Por momentos parecía que estuviéramos en alguna selva tropical.

El tiempo se iba echando encima pasando estos tramos tan sucios por la vegetación. Enseguida la senda se fue abriendo un poco y mas adelante entramos a dominar el cañón sobre el rio Leza.

Pero en este tramo todavía que daba algún resquicio sucio de zarza y matorral.

 Ya sobre el cañón, pudimos evaluar los daños sufridos hasta este punto:
1- Todos arañados como si un gato hubiese afilado sus uñas en nuestras piernas.
2- Tres pinchazos sufridos en la misma bici 1 km atrás quedándose sin recambios y mas aun siendo la única de 29" Jesús tubo que patear lo suyo hasta llegar a soto donde le esperaba la parienta que había acudido en su auxilio.
3- Alfonso con ampollas en los talones de tanto andar y un golpe leve en la rodilla por una caída sufrida.
4- A mi la bici me sacó por las orejas y me causó diversas contusiones sin importancia y un esguince en el tobillo que de momento no dolía pero cuando se enfrió y ya en casa se puso como una bota.
Parecíamos el ejercito de Pancho Villa.

Todos en fila fuimos intentando disfrutar de la senda que ahora si que estaba limpia.

 Todavía nos quedaban ganas de intentar poner buena cara ante el "arretratero". Los tres y Miguel haciendo la foto. Jesús nos dijo que tirásemos que llegaba hasta Soto bien. Alfonso...bufff no se como explicarlo, mitad cabreao con el mundo, mitad cabreao con el que puso la ruta (Yo), no hablaba con nadie, bueno lo que viene siendo un cabreo cojonudo. Rober tenía prisa y tiro para adelante por la senda del cañón, a bien seguro disfrutando de este tramo endurero (hay que decir que comentamos...haber si se ha despeñao con tanta prisa) poco después lo vimos al otro lado por la carretera.

Miguel Ángel, nuestro fotógrafo particular de la ruta disfrutando de las vistas del cañón.

Miguel Ángel - J@vi - Fermín - Javi - Rober - Alfonso - Jesús

De una forma u otra nos fuimos acercando a Soto para coger la carretera hasta Ribafrecha. Como podéis imaginaros no hubo cervecita ni ostias, acabamos a las 2 y no había ganas de fiestas.

Con las horas el grupo de wasap echaba humo y si por ahí se hubieran podido tirar algún cuchillo mas de alguno me hubiera llegado. 

Con los días ya lo ven con otros ojos y aquellas aulagas les parecen cintas de seda que acarician sus piernas y entonces me vengo arriba y les digo....tengo una rutita preparada que.... ;) miedo me da la respuesta jijiji

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